Los tres primeros años en la vida de los niños y niñas son fundamentales para su desarrollo posterior como persona adulta, madura y equilibrada. En este periodo los pequeños realizan los avances más significativos, cuantitativamente hablando, de toda la vida. No solo aprenden a hablar y a caminar. También comienzan a relacionarse con los demás niños y a desarrollar sus habilidades cognitivas.